Construcción Modular en Argentina: Balance y Horizontes
Estudios recientes de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) y el Instituto de la Construcción en Seco (INCOSE) revelan un crecimiento sostenido en la adopción de sistemas modulares en el país, especialmente en segmentos como viviendas de interés social, infraestructuras para sectores energéticos y mineros, y espacios comerciales de rápida implementación. La principal ventaja competitiva se manifiesta en la reducción drástica de los plazos de obra, que en algunos proyectos alcanza el 30% al 50% en comparación con la construcción húmeda. Esto no solo acelera la entrega, sino que también minimiza los costos indirectos asociados al tiempo de permanencia en obra y la gestión de personal. Además, la fabricación en planta permite un control de calidad más estricto, una optimización en el uso de materiales y una significativa disminución de residuos, alineándose con una perspectiva de eficiencia y productividad que la construcción tradicional a menudo lucha por alcanzar. Sin embargo, persisten desafíos importantes, como la percepción del público sobre la durabilidad y el valor de reventa, la necesidad de un marco normativo más específico y unificado, y la inversión inicial requerida para escalar la capacidad de producción en las fábricas modulares.
Se anticipa que, para fines de esta década, la cuota de mercado de la construcción modular en Argentina, si bien aún menor que en economías desarrolladas, habrá consolidado su crecimiento. Empresas líderes ya están invirtiendo en plantas de producción de vanguardia y capacitando mano de obra especializada, lo que sugiere un ecosistema cada vez más robusto. La comparativa futura no solo se centrará en tiempos y costos, sino también en la performance energética de los edificios, su capacidad de adaptación y su impacto ambiental, áreas donde la prefabricación tiene una ventaja inherente. La clave para su expansión definitiva radicará en superar las barreras culturales y regulatorias, educar al mercado sobre sus beneficios tangibles y demostrar consistentemente que la modularidad no es una limitación, sino una plataforma para una arquitectura más inteligente, adaptable y económicamente viable, forjando un camino competitivo ineludible en el panorama constructivo regional.
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