
La adopción de esta aproximación no está exenta de desafíos y exige una perspectiva crítica. La ‘simplicidad’ puede conducir a errores si no se sustenta en una base de datos histórica sólida y una comprensión profunda de las especificidades del sitio y del diseño. Un estudio reciente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) en 2024 reveló que, a pesar de los avances tecnológicos, la merma por materiales no utilizados o mal calculados aún oscila entre el 10% y el 15% del costo total de insumos en proyectos residenciales tradicionales en Chile, una cifra que asciende en obras más complejas. Gran parte de este desperdicio se atribuye a estimaciones iniciales deficientes que no consideran adecuadamente factores como recortes, roturas o incluso el transporte y almacenamiento in situ. La implementación de un método simple y estandarizado, pero rigurosamente aplicado, ha demostrado reducir estos márgenes de error, con empresas pioneras reportando hasta un 8% de ahorro en costos de materiales, lo que se traduce directamente en una mejora del margen de utilidad y una mayor competitividad en licitaciones.
El impacto a futuro de esta metodología es profundo. En un mercado donde la eficiencia de recursos y la sostenibilidad son cada vez más valoradas, una estimación precisa de materiales no solo mejora la rentabilidad del proyecto, sino que también contribuye a la reducción de la huella de carbono al minimizar el desperdicio. La capacidad de ofrecer presupuestos más ajustados y predecibles es crucial para la estabilidad financiera de las constructoras chilenas y para la confianza de los inversionistas. Además, la estandarización de estos métodos simplificados facilita la integración con herramientas digitales accesibles, como hojas de cálculo avanzadas o módulos básicos de software de gestión de proyectos, democratizando el acceso a una planificación de costos más sofisticada sin requerir inversiones masivas en plataformas BIM de alta gama. Esto posiciona a las empresas que dominan estas técnicas en una ventaja clara para los próximos años, sentando las bases para un sector de la construcción chileno más ágil, rentable y consciente de su impacto.