El Ladrillo que Forma Oficios: Radiografía de la Infraestructura en la Educación Técnica
Un estudio reciente del Observatorio de la Educación Técnica Profesional (OETP), asociado al Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), revela que aproximadamente un 40% de los establecimientos técnicos del país requiere intervenciones urgentes en sus instalaciones. Este porcentaje se dispara en provincias del Norte Grande (NOA y NEA), donde la infraestructura edilicia no solo carece de modernización, sino que en ocasiones presenta falencias estructurales básicas que comprometen la seguridad y el confort. La falta de talleres especializados para nuevas matrices productivas —como la robótica colaborativa, la programación de sistemas embebidos o las energías renovables— obliga a muchas instituciones a impartir contenidos teóricos sin la práctica necesaria, generando una brecha significativa entre lo aprendido en las aulas y lo demandado por la industria y los servicios.
Las disparidades regionales son un eje central en este panorama. Mientras en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y polos productivos como Córdoba y Santa Fe se observan proyectos de ampliación y modernización, financiados a menudo por fondos provinciales y programas federales, otras regiones enfrentan desafíos mayores. En Cuyo, por ejemplo, la infraestructura existente, pensada para industrias tradicionales como la vitivinicultura o la minería, lucha por adaptarse a un mercado laboral en plena transformación hacia la eficiencia hídrica y las tecnologías limpias. La inversión en obra pública, aunque creciente en términos nominales, aún no alcanza la velocidad necesaria para subsanar décadas de atraso y, al mismo tiempo, proyectar la infraestructura futura. Los presupuestos asignados, si bien han mostrado un alza, se enfrentan a la inflación y a la complejidad logística de obras en un territorio tan vasto como el argentino.
La estrategia adoptada por diversas jurisdicciones se enfoca en la rehabilitación inteligente: no solo construir nuevo, sino refuncionalizar lo existente con criterios contemporáneos. Esto implica la implementación de pautas de eficiencia energética, accesibilidad universal y la creación de espacios modulares que permitan flexibilidad ante futuros cambios tecnológicos y pedagógicos. Un informe del Consejo Federal de Inversiones (CFI) destaca que la mejora en la infraestructura edilicia y el equipamiento puede aumentar la matrícula y la retención escolar en un 15%, y mejorar significativamente la tasa de inserción laboral de los egresados en sus campos específicos. Es una ecuación directa: mejores espacios de aprendizaje derivan en mejores profesionales, capaces de dinamizar las economías regionales y nacionales.
En 2025, la agenda de infraestructura para la educación técnica está clara: requiere una planificación federal coordinada, con miras a reducir las asimetrías regionales y garantizar que cada joven, independientemente de dónde viva, acceda a una formación que lo prepare para los desafíos del mercado laboral actual y venidero, alineada con la industria 4.0. La obra pública en este ámbito no es solo cemento y ladrillos; es la base material de un futuro productivo y equitativo para Argentina.
Noticias relacionadas
AR
CL
UY













