Edificios Esculpados: La Construcción Toma Forma con Impresión 3D
Para los profesionales del rubro, comprender su funcionamiento y alcance es fundamental. En esencia, la impresión 3D en construcción implica el uso de grandes “impresoras” robóticas que extruyen un material constructivo (generalmente un hormigón especial, geopolímeros o mezclas a base de polímeros y áridos reciclados) según un diseño digital preestablecido. Este proceso automatizado reduce significativamente los tiempos de ejecución, minimiza los errores humanos y optimiza el uso de materiales. A nivel local, ya observamos pilotos en Córdoba, la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe, donde universidades y algunas empresas pioneras están explorando su aplicación en viviendas de interés social y prototipos modulares, demostrando la viabilidad de la técnica en nuestro clima y con materiales disponibles. La promesa es clara: estructuras más resistentes, con geometrías complejas imposibles de lograr con métodos convencionales, y una notable reducción en la generación de residuos de obra, un punto crítico para cualquier proyecto que aspire al desarrollo sustentable.
No obstante, la consolidación de esta tendencia en Argentina enfrenta desafíos. La inversión inicial en equipos es considerable, y la adaptación de las normativas de construcción vigentes para validar las nuevas técnicas y materiales es un paso indispensable. Sin embargo, el potencial es inmenso: desde la agilización de la construcción de viviendas asequibles y de emergencia en áreas rurales o afectadas por catástrofes, hasta la edificación de infraestructura modular o componentes arquitectónicos personalizados de alto valor. Para Arquitecturar, la impresión 3D no es solo una nueva herramienta; es un catalizador para repensar la construcción, invitando a arquitectos, ingenieros, desarrolladores y policy makers a colaborar en la forja de un futuro edilicio más ágil, económico y, fundamentalmente, respetuoso con nuestro entorno. Es hora de explorar y aplicar estas capacidades para construir no solo estructuras, sino también un futuro más prometedor para el urbanismo argentino.
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