Cargando el Futuro: Despliegue de Puntos en la Región
Un vistazo a cómo la obra pública y la inversión privada están redefiniendo el mapa vial argentino para la electromovilidad.
El rugir de los motores a combustión empieza a sonar a eco del pasado en ciertas avenidas, y con ello, la necesidad imperante de enchufes en cada esquina cobra más fuerza que nunca. En este 2025, el cambio hacia la movilidad eléctrica, aunque todavía en pañales a nivel masivo, ya mostró su capacidad para activar un segmento clave de la construcción: la infraestructura de carga. Mirando hacia atrás, desde aquellos primeros cargadores semi-públicos en estaciones de servicio y centros comerciales de las grandes urbes como Buenos Aires y Córdoba, hasta los corredores viales que hoy comienzan a ver puntos de carga más robustos, la evolución es notoria. Lo que hace apenas un lustro parecía una utopía para unos pocos entusiastas, hoy se consolida como un campo fértil para el desarrollo de obra pública y privada, redefiniendo la planificación urbana y las conexiones interprovinciales del país.
La retrospectiva nos muestra un camino sinuoso, pero ascendente en la creación de una red de infraestructura. En un principio, la escasez de cargadores generaba lo que popularmente se conoció como ‘ansiedad de autonomía’. Sin embargo, la acción combinada de gobiernos provinciales y el empuje de empresas del sector energético y automotriz, ha generado un despliegue interesante, especialmente en corredores turísticos clave como la Ruta 2 hacia la Costa Atlántica, la Ruta 9 en el eje Rosario-Córdoba y tramos de la Ruta 40 en Cuyo. Aquí, la obra pública se enfocó en garantizar la conectividad básica, instalando estaciones de carga rápida en puntos estratégicos, mientras que la inversión privada apuntaló la oferta en centros urbanos y áreas de mayor circulación. Este avance no se limita solo a la cantidad de puntos; hablamos también de la diversificación. Hoy vemos desde cargadores lentos (AC) para estadías prolongadas en hoteles y estacionamientos, hasta ultrarrápidos (DC) en rutas y paradores que prometen recargas significativas en menos de 30 minutos. La estandarización de conectores, si bien no es total, ha mejorado ostensiblemente, simplificando la vida del usuario y abriendo oportunidades de negocio para startups de gestión de redes y mantenimiento. El desafío persiste en la expansión hacia zonas menos densamente pobladas y en la necesidad de robustecer la red eléctrica en puntos de alta demanda, pero el camino emprendido demuestra un compromiso con el futuro energético del transporte. Para los desarrolladores y constructores, esto se traduce en nuevos nichos: desde la instalación de infraestructura en complejos residenciales y edificios de oficinas, hasta la planificación de ‘electrolineras’ de mayor envergadura, el tablero de juego para la obra civil se amplía, prometiendo un crecimiento constante y la posibilidad de posicionar a Argentina como un referente regional en la materia.
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