
En cuanto a los **plazos de ejecución**, la construcción modular destaca por su celeridad. La capacidad de realizar el trabajo de cimentación y preparación del sitio de forma simultánea a la fabricación de los módulos en un entorno de fábrica controlado, puede reducir los tiempos de entrega total entre un 30% y un 50% en comparación con métodos convencionales. Esto es crucial en escenarios de demanda habitacional urgente o para proyectos que requieren una rápida puesta en marcha. La independencia de las condiciones climáticas es otro factor determinante que contribuye a la predictibilidad de los cronogramas.
El **desempeño** de las casas modulares ha sido objeto de exhaustivos análisis. A nivel estructural, estas edificaciones se diseñan para soportar los rigores del transporte y el izaje, lo que a menudo resulta en estructuras más robustas. En términos de eficiencia energética y aislamiento térmico/acústico, la capacidad de aplicar estrictos controles de calidad en fábrica y el uso de sellados precisos minimizan las fugas de aire y puentes térmicos, superando con frecuencia los estándares de la construcción tradicional. Casos documentados en Chile y México demuestran la resiliencia de estructuras modulares ante eventos sísmicos, gracias a su naturaleza ligera y sus uniones flexibles. Desde una perspectiva de desarrollo sustentable, la minimización de residuos, el uso eficiente de materiales y la reducción de la huella de carbono asociada al transporte de materiales al sitio, posicionan a la construcción modular como una alternativa prometedora. No obstante, es fundamental considerar la procedencia de los materiales y la eficiencia energética del proceso de fabricación para garantizar un impacto ambiental positivo integral. La madurez tecnológica y la experiencia acumulada en la última década han consolidado a las casas modulares como una opción sólida y competitiva, redefiniendo las expectativas sobre la construcción del futuro.