
31/08/2025 l Arquitectura
Esta visión se materializa en la elección de los componentes. Los arquitectos y constructores chilenos están revalorizando recursos que tienen a mano, apostando por soluciones que minimizan la huella ecológica desde el origen. Pensemos en la madera, no solo por su belleza, sino por ser un recurso renovable que, cuando proviene de bosques gestionados responsablemente, captura carbono y genera estructuras robustas y cálidas. Pero no se detienen ahí: el adobe, la tierra cruda, la piedra local y el uso inteligente de materiales reciclados están ganando terreno. Se experimenta con aislantes naturales derivados de fibras vegetales o incluso residuos industriales, transformando lo que antes era descarte en parte esencial de un edificio eficiente. La clave es pensar en el ciclo de vida completo de cada elemento, desde su extracción hasta su posible reutilización, asegurando que cada ladrillo, cada panel, contribuya a un ambiente interior más sano y un exterior menos impactado.
Se está impulsando un pensamiento circular, donde los edificios se diseñan pensando en su futura adaptabilidad o incluso en el desmontaje para que sus componentes puedan ser reutilizados. Este enfoque productivo no solo beneficia al planeta, sino que genera valor a largo plazo para los ocupantes y la sociedad en su conjunto, sentando las bases para una arquitectura que no solo perdura, sino que también enriquece el futuro de nuestras comunidades, inspirando a la región y al mundo a seguir un camino similar.